Queridos
Amigos:
Diciembre es una
buena época, en general, para la compra de marisco fresco. Desde luego,
lo único malo es su precio que llega a cifras astronómicas en lo que a
la bolsa de la compra se refiere. Afortunadamente se han mejorado mucho
las técnicas de congelación y, también, podemos adquirir estos frutos
del mar desde países exóticos a un precio mucho menor que el de los
mariscos nacionales.
Desde luego, como lo fresco no hay nada. Pero en
platos más elaborados, como una caldereta de langosta, por ejemplo, una
buena elaboración puede hacer bastante difícil discernir si el marisco
era fresco, o no, ya que el resultado será igualmente delicioso.
Cosa distinta es si hablamos de cocinarlos a la plancha o degustar crudo
como las ostras.
De cualquier forma, y pese a la recesión económica,
el consumo de marisco en Navidades se ha llegado a generalizar.
¿Qué pasará este año con la Crisis? Seguro que el aumento de paro
ayuda a que suba menos el nivel de ácido úrico en los comensales
navideños, aunque muchos preferiríamos tener el ácido úrico alto pero
conservar nuestro empleo.
En fin, con marisco o sin él en la mesa, feliz Navidad
para todos,
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