Aunque toda buena
comida proporciona placer, sólo los postres están destinados
exclusivamente a ese propósito, y nada parece concluir una comida o cena
con más gracia y fervor que estas dulces tentaciones.
Así pues, a relajarse sobre el punto de vista
dietético: Si exceptuamos postres a base de frutas y con poco contenido
en azúcares, el resto y en general las tartas, pasteles, cremas,
natillas, flanes, mousses y etc., constituyen una oda a la glucosa,
grasas y proteínas, o, dicho en cristiano, viva la mantequilla, la nata,
el azúcar y los huevos. Un perfecto combinado del que obesos y
diabéticos deberían de huir.
En efecto, los buenos postres se elaboran para
sibaritas, para conseguir que nuestros comensales rocen o caigan del
todo en el pecado de la gula. Pero qué le vamos a hacer: La carne es
débil. Mejor dejarse llevar por la tentación que observar con cara de
pan como los pastelitos o la tarta van desapareciendo de la bandeja por
arte de magia y caen en las voraces fauces de tus vecinos golosos.
Venga amigos, no exageremos con la línea y
endulcémonos de vez en cuando la vida. Además, hay postres muy
elaborados que constituyen verdaderas joyas culinarias y son toda una
experiencia el degustarlos. Que disfrutéis de una dulce sobremesa,