Hay ciertas aves que son deliciosas para asar al horno, muchas de ellas
famosas por formar parte principal de los banquetes navideños.
La verdad, todo son ventajas: Son más económicas que la carne y mucho
más sanas.
Para que os hagáis una idea con el número de comensales y qué escoger, os
comento que:
El Capón: Como su nombre indica es el pollo capado,
pobrecito, a los 3 - 4 meses de vida para su posterior engorde, lo que
hace que no desarrolle la cresta como los gallos. Viene a tener un peso
de entre 3 y 4,5 Kg. Su carne es más refinada y suave, nada que ver con
el pollo, y toda una delicia en un buen asado.
La Oca: Difícil de encontrar en España fuera de la
época de Navidad, con una carne muy grasa pero muy rica. El peso oscila
entre los 3 Kg. de las ocas jóvenes y los 8 Kg. de las más adultas.
El Pato: Un ejemplar joven ronda los 2 Kg. con
aproximadamente dos meses de cebado. A partir de los 3 Kg. estas aves
son bastante más sabrosas para asar debido a que les aumenta mucho el
contenido en grasa.
El Pavo: Poco que decir del ave navideña por
excelencia. Para todas las mesas, con peso que oscila entre los 3 y los
8 Kg. Cuando son muy jóvenes se les llaman "pavipollos", de 1,5
Kg. a 3 Kg.
La Pularda: De 2 Kg. a 3,5 Kg. Es la hembra del
pollo a la que se ceba con exquisitos alimentos para que engorde antes
de la primera puesta. De carne más suculenta y más fina que la del
capón.
La Pintada o Gallina de Guinea: Es un ave rebelde
que nunca se ha domesticado por completo. Al igual que el pollo campero,
vive en semi libertad y necesita espacio libre para su desarrollo.
Conviene que no sobrepase el kilo y medio de peso, ya que su carne es
más seca cuanto más adulta. Su textura y gusto nos podrían recordar a
las de las aves de caza.
Pero, venga, paro ya con el rollo. A elegir una
receta y a triunfar, sin miedo. Los asados de ave son laboriosos de
preparar pero siempre dan alegrías a la mesa.
Feliz Navidad, o no,